Wednesday, February 08, 2006

"Réquiem" (Fernando Villarroel Flores 1951-2005)

¿Qué es la vida?... para este hombre fue cuasi un eón, un lapso de tiempo durante el cual le aprendí la admiración por la vida misma y por el Universo que nos contiene.

La vida le fue ante todo una búsqueda por encontrar nuevas formas geométricas, nuevos sentimientos, distintas sensaciones e ideas que traducía siempre a manera de distintos cuadros nacidos a partir de unos sencillos juegos de líneas y de círculos que rotaban sobre su propio eje creando lo que por momentos se antojan complejos urbanos o representaciones de la geometría de un mundo nuevo y distante.

Detrás de la aparente frialdad que pudiesen contener sus líneas, existió siempre e indudablemente una depurada sensibilidad que escapaba de las mismas (y de su mente) para proyectarse en la voluta, o en la curva tranquila sin sinuosidades, formada por trazos que fluían y se expandían en un constante devenir. Para Villarroel Flores fue importante no solo el encuentro con el geometrismo vital del Universo, fue importante también la vibración cromática lograda a través de la conjunción absoluta de colores disímbolos... colorido reflejante, quizás, del color jovial de su propia vida.

Fue un padre y un esteta plástico que planteó siempre la posibilidad pictórica vital a partir del dibujo. Con la determinación que le dio el amor por la creación, a cada momento tuvo implícita una actitud de audacia, de valor, de romper con el mito, con el cerco y con la definición arrogante misma de que el padre de familia y el diseñador gráfico nada tienen que hacer en el mundo de la pintura.

Siempre demostró tener no solamente derecho, sino también un campo profesional y expresivo muy propio derivado de sus mismas actividades cotidianas: posibilidades y recursos que un pintor por excelencia no posee. Su experiencia como ser humano le conllevó a una gran seguridad en todos los aspectos de su vida, demostrando lo anterior en cada una de sus obras al grado de que todas sus líneas, rectas, angulares, onduladas, elípticas o circulares las hacía nacer y las educaba con color siempre con el pulso natural de sus manos.

Para plasmar sus ideas y sentimientos así como el amor por la vida y por sus hijos, nunca se limitó al pincel, también recurrió a trazar con sus manos infinitas caricias y abrazos desbordantes del cálido colorido que ardía en su interior.

Hoy ha encontrado la afinidad total con los matices del Universo.